Polola Zufriategui era mi tía poeta y escritora.
En verdad era tía de mi abuela, quién me la develó hace poco en esos menesteres.
Para mí era la tía de la casona en la calle 7, de la historia triste de la beba muerta en la cuna y los años en silencio.
Con el tío Ricardo, el esposo morochon que conoció cuando la rescató de un desmayo en plena presentación en sociedad, viajaban poco y hablaban menos. Pero se les veía el ardor en los ojos. Lo dice mi abuela, que los espiaba en las horas muertas de la siesta. Lo digo yo cuando veo las fotos montadas en cartón sepia.
Los fines de semana se iban a Tolosa a visitar al hermano. Acá la memoria cometa me deja en offside, no recuerdo si era Tito, Lito o el Chino; si era hermano de ella o de él.
Pero sí me acuerdo que la historia cuenta que tenían un perro. Mezcla de policía y cuzco, así lo describía mi abuelo.
El perro hacía los mil actings. Iba con la canasta hasta la panadería de la otra cuadra, esperaba que la llenaran con el kilo de mignones y regresaba derecho a dejarla en la cocina, al lado de la salamandra. También recibía la correspondencia de manos del cartero y la dejaba en las pantuflas del dueño de casa y dicen que hasta había anécdotas de salvatajes de chicos en un canal vecino (esto último no pudimos comprobarlo, pero le da un toque épico que nunca falta en las historias de mi familia).
Aunque el acto principal se daba los domingos.
La tía Polola bajaba del Ford, y antes de saludar a nadie, le decía al pichicho
Goriiiiii, ¡qué cara de peronista tenés vos!
Y el Gori ladraba y gruñía, sacaba los colmillos amarillos lanzando espuma por la boca.
Cuando el hocico se ponía blanco de tanta bronca, la tía lo calmaba
Noooooo vos Gori sos radical, un radical hermoso
Entonces el perro retozaba panza arriba, una, dos, tres vueltas y salía a la carrera hasta las glicinas.
Mi abuela se acuerda y se ríe: En esa casa hasta los perros eran gorilas
octubre 22, 2007
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18 comentarios:
lo tuve que leer para darme cuento lo descriptivo del nombre del pichicho
Me estoy candando de tener que repetir siempre lo mismo: espectacular
el comentario anterior fue escrito en idioma siesta, por eso no se entiende mucho
mi próximo perro se va a llamar cumpa. lo he decidido
hace rato ya que desistí de entender al peronismo. No la embarco en esa tarea.
Me gustaron las descripciones de los tíos.
Las historias de familia...que laberinto interminable de material
aurieri
Qué augurioso eso de conocer a alguien que vas a mirar con ardor por el resto de tu vida cuando te rescata de un desmayo. Insistiré con el bourbon.
lo inentendible del peronismo hace a su permanencia
JaaaaJaaaaaa, buenísimo. Me encantó.
No leí ningún comentario. Ni tu post. Sólo decir que volví.
Vuelvo a mí.
Los radicales no son hermosos, como dije una vez cómo no me hice peronista a los 20?
Emma, vos sí que tuviste suerte.
paredón, paredón a los perros gorilas que cagaron la nación
Creo que la Polola era toda una Pavlov para el pobre Gori.Seguro que le mostraba la foto de Alem, antes de tirarle un gueso. alejandro
brasil: se entiende perfecto, somos translator de siesta
warren: la suya es una cantera, empiece a darle al pico y la pala
meki: llevemos siempre un jim bean en la cartera
brasil: o imanencia, o queselevacé
acer: grazie, bien por la carcajada
melli: depende de qué lado de la cucha lo mire
mendieta: qué linda versión!
ale: al tío ricardo lo sacaba el padre senador a pasear en volanta con boina blanca, imaginesé el resto
besos a tutti
me gusto mucho el relato y el tono entre nostalgico por lo viejo (salamandra y cepias)y ocurrente por que hasta en nuestro pais hasta las reacciones caninas son impredecibles. Muy bueno!
Una historia muy linda y muy graciosa.
mary. anahi: grazie por pasar y leer, besos
yo quiero un perro así. He dicho.
saluttis emmass
me gustan estos relatos.
marinit: ese se debe haber muerto, pero capaz dejó descendencia, le averiguo
besotes!
Tarde lo encuentro...pero aseguro que las anécdotas del canino son reales. Polola era mi abuela paterna, el tío de Tolosa era Lito y la abuela era de una elegancia de pieles de marta y párpados caídos a lo Marlene Dïetrich...El abuelo Ricardo sí que era un tipazo! Me encantó leer esto!
Hola letizia! gracias por leer,
beso
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