Sé lo que hicieron el verano pasado

Noche de verano sofocante en una casa con escondites, muchas cervezas y demases.

El viento empieza a soplar y nada se resiste, los ventanales se sacuden, los árboles zumban, las nubes densas bajan hasta la punta del sauce que domina el jardín.

A medida que la tormenta se anuncia inevitable, se apagan las voces, la música, las luces, porque el aguacero no se largó todavía pero ya llegó al comedor que se inunda del silencio de la fiesta que se acaba. El repiqueteo del agua arranca en el patio pero enseguida acelera en redoblante y azota por los cuatro costados.

No quedan gestos, los ojos quietos en la penumbra y algunos murmullos del último intento por mantener la marcha.

Y de golpe, entre los relámpagos que clarean la terraza, se recorta la silueta mojada, los pelos en la cara, el torso desnudo, la figura amenazante que levanta el brazo y lanza el golpe firme y seco.

Después del susto lo veo ahi, la estelita en mano, pidiendo disculpas me puse a investigar el lugar y llegué acá

y pienso

nuestras fiestas son muy cine clase z