perro que chumba no muerde

Semana 9 - Encuentro a Juana la grande rodeada de selecta comitiva de machos alpha literarios en reducto del Bajo, me rescato haciendo que la rescato y nos vamos a comer como se debe. Hace rato milito en una campaña pro comida/bebida hecha y derecha entre el kulturgeist local. Los paladares cayados y el lojack que algunos le pusieron al morro (y al bolso) fomentaron la dictadura de pizzaempanadaje mediopeludo, ¿qué ha hecho dior con los pantagruélicos intelectuales de antaño? vamos a por esas panzas bien criadas, esas narices exultantes de veniales ríos tintos.

Maldigo entonces y maldecir con Juana al lado es de lo mejor que te puede pasar una noche de comienzo de semana. Los ojos le brillan cortando en tiras el humo de incendios propios y ajenos. Me llevo mi moneda de chocolate: con Rivera compartimos no sólo la pasión por Rosas sino también por el JD. Nos despedimos pasados mis cinco vasos con promesas mutuas, subo por Córdoba, no quedan chicas ensayando el código horny en el bar de San Martin, los semáforos en onda verde se ven por lo menos hasta Callao, señal de que hay que volver a casa.

Estoy con saudade y me niego al tacho. Espero el 140 mientras en el estacionamiento vacío un perro le ladra a los que no están. Estoy igual, hay cosas de las que ya no debo escribir. La poeta del hielo me envía su próximo gran libro. Hay un verso que chumba al perro iracundo que se empeña en ladrar ahí cerca de mi esternón. Dice: son otros los pájaros que vuelan en el cielo. Está bien, promesa, ya no escribo más de eso que éramos los dos.

Los libreros ya no saben qué hacer con tanta publicación. Una amiga, ante uno de los sucesos literarios del año, me dice greenpeace les debe un escrache por tala de árboles al pedo (aclaremos el término suceso: somos 14 acá y 20, ponéle, afuera del lumilagro. Suceso es que los 20 comentemos durante tres semanas en los baños de las fiestas las tres primeras páginas. Sólo 7 leen un suceso completo). A mí el suceso me gustó, será que estoy subida al tren de la alegría, ¿maníaca o afilada? pregunta un amigo, maníaca 24 hs. hasta nuevo aviso, contesto.

El viernes arranco para el lugar donde nacen mis historias. Mi abuelo cumpliría ochenti largos, comeré unas papas fritas a caballo al lado de sus cenizas. Recorreré también la plaza, el mástil, la Iglesia. Es mi cruce de los andes emocional. Vamos dos, su hijo y su nieta, igual que el día que llevamos su cajón. De paso voy a cocquetear un rato en el bar del pueblo, este pelaje se ve poco en la zona.
El lunes vuelvo. El martes cumplo 33, me calzo mis tejanas, tengo ganas de festejo.