Llegó el sábado siguiente y todo seguía en su lugar, menos la sonrisa de Aldo que no podía creer que no hubiera habido ni una clienta en toda la semana, ni siquiera el viernes que habían arrancado las romerías y el pueblo entero se vestía para el evento. Roberto no se había movido del mostrador y seguía camisa y pañuelo al cuello siempre en composé aunque la quebradura de la cintura al pararse, el reposar pesado de las manos sobre el cuaderno, los ojos entrecerrados como las celosías a la siesta, todo denotaba cansancio y desilusión.
Esa tarde bajaron la persiana con ganas de no volver a abrirla, Aldo Peinados resultaba un fracaso y ninguno de los dos podía explicarse el por qué. Caminaron callados con las manos en los bolsillos cruzando la plaza en diagonal hasta la puerta de la pensión, y ahi nomás, tal vez por el rosado violeta del cielo que presagiaba final de telenovela bien dramón, ahi nomás Roberto se frenó en seco y cual Scarlett O´Hara (porque asi se veía el cielo, justo como en el final de Lo que el viento se llevó) gritó
Esto lo soluciono yo
6 comentarios:
creo que domani se viene el capítulo final
Apúrese.
Tengo adicción a sus escritos en general y a sus historias en cuotas en particular.
¡Ah, no, Emma! ¿Qué son estas técnicas de telenovela brasileña? ¿Cómo la vas a cortar así? ¿Quién crees que sos, Hitcoch?
¡Vamos, ràpido la continuación!
me parece mejor para lobería celia la peluquera que aldo y roberto, no sé, digo.
grosso roberto!
cómo??? cómo???? no puedo esperar tanto!!!
morgana: pronta entrega
crab: soy Delia Fiallo =P
melli: y usté que la dejó pasar a Celia, qué tremendo
lunita: ya se viene
besos a tutti
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