marzo 05, 2009

demasiado teatro

Se para en el borde del cordón de la vereda, balanceando el peso del cuerpo desde la punta de los dedos a los talones. Va y viene hasta que queda suspendida con los músculos en guardia, listos para dar un salto digno de zapatillas de punta y tutú. Pero está en el microcentro que todo lo ajusta y el envión sólo es de la mirada. que como Mao da el gran salto hacia adelante y se choca con su propio reflejo recortado en el gris del ventanal financiero. Entonces ensaya poses: estira el cuello, mira sin ver hacia los costados, levanta el mentón desafiante. No es linda, pero tiene la habilidad de hacerte creer que sí (una vez le confesó a un amante que desde chica, cada vez que sale a la calle, se sale de sí y se ve a través del lente de una cámara que imagina ahora en ese zaguán, después en la ventana del bar, unas cuadras más allá en un poste de luz. Que camina en la búsqueda del plano adecuado para que desde el taxi que espera el verde su figura quede en marco, y tal vez se repita en la retina de ese nadie mucho más tarde). Se demora, el encuentro con Franco la tiene ahogada de bronca y pena desde hace días. ¿Cómo llegaron hasta ahí? La culpa la tiene ella, entrenada en las telenovelas de la tarde, debería haber sospechado que todo venía raro cuando la primera vez que él se acerco lo suficiente como para olerle el cuello, a sabiendas que en minutos más la iba a tener en cuatro en una cama alquilada a orillas de palermo, le escuchó un suspiro agudo y corto, como de llorona cansada en velatorio italiano. Demasiado teatro, pensó, pero lo dejó hacer.

Y ahora ahí está, sobre avenida de mayo, llenando una ficha con nombre falso. El conserje le avisa que es en el segundo piso. Ellos se van a querer en madrid, pero antes me coge en el Ritz piensa, mientras ensaya el último giro frente a la habitación 23, y sin golpear, entra.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

qué encuentra al abrir la puerta, además de una lente tomado un plano corto de sus ojos húmedos, que derraman rimmel?

Protervo dijo...

nice.

Buena onda ir al ritz de avenida de mayo en vez de al nuevos vientos.

joullebetdesdelaisla dijo...

El imaginario global del planeta, al que tanto han contribuido los mandatos del goce del sistema capitalista, está moldeado por el ideal de juventud sin límites, que en el fondo esconde.
michel

Siesta escandalosa dijo...

Lo del suspiro de llorona desganada impresiona un poco. Pero es una pincelada magistral.

Siesta escandalosa dijo...

Y te digo: tan lindo como impactante, Emma.

iracundos dijo...

¡muy excelente emma!
(pensar que uno a usté le ponía orejas de coneja)
muy bueno, posta. Lpz.

Au drey dijo...

Y pega y pega este texto! Nos ganás por k.o.
Me quedo acá sentada esperando el encuentro de Romina y Franco.

Mariana Soffer dijo...

Y cuando te vi, me fui envolviendo en mi propia timidez, lentamente. Hasta que te acercaste lo suficiente para poder oler tu perfume y sentir por fin cómo es un desmayo. No es el deseo lo que me ata en este caso, es más bien un afecto que se atrapa como una mosca con la mano

EmmaPeel dijo...

emeygriega: uy! qué linda escena esa!

protervo: nice el ritz! aunque más lindo el castelar

michelin: sabe que no me gustó nada nada la isla (aunque lo vale sólo por algunas oraciones brishantes!)

siest: es que me barroqueo enseguida para escribir

lopecito: tengo fotos divinas con las orejitas!

meki: va a tener que esperar un ratito, le sirvo algo

mariana: guau! esa última oraci{on le va de perillas al txt

besos a tutti!

Satamarina dijo...

Hola Emmasss
Eso de que ese "nadie" se quede con nuestra imagen...bueno, ya está dicho por vocé.
Besos

EmmaPeel dijo...

Hola Marinit!

Besotes y gracias por pasar y leer tanto

¡Jotapé! dijo...

Me encantó. Me pude imaginar a la nena, y sí, me hizo creer que era linda. La más linda por cinco minutos.

Beso.

Mascaró dijo...

Eso es lo tuyo, Emma.
Celebro el retorno de la escritora.
Este blog se estaba pareciendo demasiado a una cartelera.

EmmaPeel dijo...

mascaró: gracias, a veces la vida me deja de afiche, pero no me voy del todo, besos